Las tareas modernas requieren soluciones modernas. En eso se han convertido los masterminds: un formato para reunir a personas con puntos de vista similares sobre un tema determinado, que pueden ayudarse mutuamente de alguna manera. Los miembros del grupo se reúnen periódicamente, durante las cuales intercambian opiniones, comparten historias sobre un tema determinado y buscan soluciones conjuntamente.
Esencialmente, un mastermind puede ayudar en cualquier situación. Por ejemplo, si una persona ha perdido su trabajo por el motivo que sea, puede reunir a un grupo de personas para que le ayuden a redactar su CV y a compartir contactos y conocidos útiles. También es posible resolver problemas personales, como los que no se pueden discutir con amigos o familiares. El Mastermind puede denominarse un grupo de «mejora mutua».
El autor es Napoleon Hill, que pasó mucho tiempo estudiando las biografías de personas de éxito como Henry Ford, Theodore Roosevelt y otros. Ha mantenido conversaciones con más de 500 personas sobre cómo alcanzar el éxito y cuál es el secreto.
Hill publicó dos libros, La ley del éxito y Piense y hágase rico, en los que narraba su idea de la cooperación y el apoyo mutuos. La ayuda mutua de personas cercanas en espíritu puede resolver cualquier problema. Declaró esta idea en 1928.
Sin embargo, se sabe que el concepto se había desarrollado mucho antes. Así, Benjamin Franklin creó en 1727 su club, llamado Junto Club, cuyos miembros eran 12 personas. Se reunían todos los viernes y conversaban sobre un tema determinado. Así es como nació el concepto de los grupos mastermind, que sigue funcionando hoy en día.
En primer lugar, debe decidir la composición del grupo. No es aconsejable llevar a sus familiares y amigos, ya que esto puede afectar al funcionamiento de dicho equipo. Una persona puede tener dificultades para compartir sus pensamientos, los consejos pueden ser parciales, etc. Por lo tanto, es necesario involucrar a personas no conocidas o conocidas pero no cercanas.
Las reuniones pueden tener lugar en persona o en línea. Puede elegir reunirse en una cafetería, una oficina, un espacio de co-working o cualquier otro lugar adecuado. Si se prefiere un formato en línea, las conferencias pueden realizarse en Zoom, Skype u otro mensajero que admita chats de grupo.
La reunión comienza con un intercambio de noticias. Es aconsejable definir un límite de tiempo para cada persona, por ejemplo, 5-7 minutos. Así, los participantes hablan de cómo van las cosas en su carrera, su vida personal, etc. A continuación, se exponen los temas que se van a debatir. Si no es la primera reunión, también es posible sacar a relucir temas que no surgieron la última vez.
Los temas que se pueden plantear para el debate son:
No hay que olvidar los plazos. Cada persona debe tener un tiempo determinado para hablar. También debe estipular por adelantado cuántas horas durará la reunión en sí. Las preguntas que no se resuelvan en el tiempo asignado deben dejarse para la próxima vez.
Cada reunión debe tener un plan claro que sea seguido por todos los participantes. De este modo se evitará que la reunión de trabajo se convierta en una «farsa» y que todos puedan beneficiarse de los debates.